Carlos Sadness y su idea salvaje.


Hace mucho... mucho... mucho... pero mucho... que no encontramos algo nacional que nos impresionase, nos motive y nos lleve a pensar que quizá la música española no está tan perdida o desaparecida como puede parecer.

Lo bueno de la música es que cada uno experimenta sus propias sensaciones, pero en la idea salvaje, Carlos Sadness une, hila diría, cada una de las canciones para contar una historia, y cada una de las canciones construye sobre la anterior una idea que se desarrolla a lo largo de tres minutos y pico.



Letras pegadizas sobre un sonido indie y comercial, pues claro, viene por Sony. Un disco abierto con qué electricidad, que parece ir in crescendo hasta que llegamos a BIKINI y descubrimos ese TE MA ZO previo a un verano inolvidable, y viendo las fechas de la gira de Carlos Sadness observamos que será así. Estará por casi toda España llevando este sonido indie caribeño, fresco, potente, bailón, pegadizo y tan evocador de épocas pasadas o que están por llegar.




Vas pasando canciones de la idea salvaje y descubres que la siguiente siempre es mejor que la anterior, que las letras son tu vida, tu presente y el pasado y pronto consigues verte reflejado. 


No tengo edad de carpetera, pero a estas alturas me apetece y mucho volver a aquella época.



PERSEIDE

Apaga las luces del universo 
que voy a empezar a contarte los huesos
y quiero que el cálculo sea imperfecto
que siempre nos quede un error milimétrico.
Y claro que la astronomía de tu anatomía
 se basa en unir los lunares con lineas. 
Parece mentira que el Sol se ponga entre tus costillas. 
Mirando al cielo le pido un deseo a tus piernas de fuego, 
esas que queman mis dedos cuando te quito hasta los miedos. 
Vamos a hacer que se pare el tiempo en la constelación del asiento trasero. 
Mientras se nubla el cielo el Sistema Solar ilumina tu pelo. 

Hoy me sigues tan de cerca Perseide
tan rápidamente que finges que no duelen tus vértices, 
ya no sé por donde viniste, que hoy me sigues Perseide
Efímera y frágil viniste a clavarme tus vértices.

Sí fueras capaz de convencerme 
de que puedes durar una noche más, 
te esperaría toda la eternidad. 
Pero esa luz que das se consume solo con pestañear
 y de verdad, aun no sé por qué me sigues tan cerca, Perseide
tan rápidamente que finges que no duelen tus vértices, 
ya no sé por donde viniste, que hoy me sigues Perseide
Efímera y frágil viniste a clavarme tus vértices.

Sígueme Perseide, sígueme. 

Voy a empezar a contarte los huesos, apaga las luces del universo.

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