Dominik Eulberg. Diorama, paisajes sonoros

Sentado a los mandos se sentía como Dios, era una sensación a la que es imposible hacer sombra, nunca se supera. El ordenador central aceptó la petición de música, Diorama se extendió por todos los rincones del habitáculo con un sonido que arrancaba impactante y a la vez creaba un ambiente sosegado, con un toque místico.
                Tom siempre fue un tipo solitario, si, silencioso y poco amigo de tertulias, al final la mayoría de las conversaciones terminaban es desvarío y las horas son como las lagartijas, más rápidas de lo que aparentan cuando te sitúas ante ellas, cuando menos te lo esperas ya se han ido ¿Para qué tirar tanta energía con la gente?

                Cuando se asomó a la ventanilla y se dejó hipnotizar por el gran, el más grande espectáculo con el que había soñado experimentar, sonó El eco del ratón, con el segundo corte del cedé todo empezó a tener sentido. Ya se le había pasado aquella obsesión inmóvil, sin alivio, había sacado de sus pensamientos el descontrolado e insoportable sonido de su respiración dentro del casco. Ahora oía  aquella música orgánica, llena de pequeños detalles graduales, electrónica atemporal escalonada e intensamente elegante casando con un quimérico paisaje, llenó el cristal de vaho cuando sintió el tercer subidón de adrenalina, Diorama se hacía con el timón, piloto automático y armonía dominante, auténtica holística. Cumbre de detalles sonoros que rompen con ese universo creativo reiterado en búsqueda de un hit. Un techno sin estribillo ni momentazo, el álbum en sí mismo ya lo es de principio a fin. Habla de naturaleza, ¿Qué existe más grande que ella?, Diorama es un destino muy programado.
 
                Tomaría pastillas de proteína de almuerzo ante un paisaje mucho mejor que una gran película y un buen plato de jamón. La soledad se vistió de fundamento.
                La bóveda celeste resultaba colosal, pupilas dilatadas sobre el grandioso azul indestructible. Las estrellas lucían diferentes, suspendidas de su dominante equilibrio, insólitos fuegos imperecederos haciendo señales. Sacándole todo el brillo al espacio profundo, donde el sonido no constaba. Tom empezó a llorar, el temblor de los labios bailaba siguiendo los acordes de Teddy Tausendtod un tema extraterrestre, para un baile sin sudores. Perfecto para un viaje artificial íntimo en una montaña rusa lánguida, sentir el latigazo en el estómago en las pendientes y el vacío y el hormiguero en las rampas, sin letra, sin pensamientos. Simetría, modulaciones e interferencias, flujo de ondas y maestría a la hora de saber marcar el ritmo. Discazo para no pensar.
                La experiencia de flotar le hacía creer ser un elegido y en lugar de disfrutar del relámpago se creyó el dueño de todo, como si estar tan lejos de la tierra, como si poder perderse en el infinito fuera algo de lo que sentirse orgulloso...

                Tom dejó de llorar y se convirtió en un hombre, se acordó de su casa tan solo un minuto, sesenta segundos y volvió a mirar las luces que comunicaban conexión con la tierra, pero seguían apagadas. Aeronauta le hizo volver consigo mismo, estaba dispuesto a aceptar su destino y empezó a bailar en cámara lenta, los efectos de sonido eran todos desconocidos, frutos de ritmo sideral atiborrados de una unidad extravagante. Temas largos con derecho a extenderse hasta descubrirte formar parte de ellos. Diorama es hijo de los Future sound of London, de The Orb, versiones maxi de tentativa con sabores modernos a la más última tecnología, Know-how de clubes minimalistas, llenos de luces fluorescentes, acuarios  con especies marcianas, un Das Neunauge, porque no…  y también camareras de Star Trek sirviendo copas con cubitos de hielo rosa. Porque no… ¿Por qué no ser rigurosamente original?, nunca es poco si no se pierde el equilibrio. Puestos a elegir, mejor romper los paradigmas y ser señores de algo que no pueda dejarse llevar por la predominante moda clon. Por fraccionar esquemas y dar un paso evolutivo, qué más da si puedes elegir. Si están lloviendo Perlas… ¿Qué más puede pasar?


               Tom finalmente decide una vez más intentar conectar con el control terrestre, pretende, en lo que parece un momento desesperado, enviar un mensaje para su esposa…, la conexión se ha roto desde hace ya tanto tiempo que mejor será dejar huella, los monitores tampoco ofrecen imagen alguna y la misión tiene toda la pinta de haberse escapado de las manos de todos y mientras grita por amor, empieza a reírse, dobla la boca mientras suena Metamorfosis, el tema más digno, lleno de elementos incongruentes que se abrazan a un piano de cola, una celesta o quizá un xilófono que se va creciendo, emergiendo como una ballena en el mar. Inmenso.


                Cuando el silencio se hace sitio en su… ¿lata? Escucha en su cabeza los suaves acordes de una guitarra, un redoble de tambor. Una Odisea del espacio va por dentro. Tom se deja llevar por la ingravidez, abre los ojos plenamente y susurra repetidamente  –Mayor Tom a torre de control, Mayor Tom a torre de control – Baja la tensión, bajan los latidos de su corazón. Vuelve el silencio.
                Finalmente  se escucha a voz en grito –¡Abortando la prueba!, ¡Sr. Eulberg!, ¿Se puede saber qué hace usted?, Póngase de pie y salga de la nave, ¿me ha oído?, su prueba ha concluido, muchas gracias, ya le llamaremos. Quítese el traje lo antes posible, hay más gente esperando. Pero Tom se queda en el suelo tumbado, convencido de haber perdido toda conexión con la tierra.

Comentarios

Frankie Page ha dicho que…
Que relato más espacial/especial, menudo regalito para DOminik...
"....And I'm floating in a most peculiar way
And the stars look very different todAaaay....."

Querido escritor inexistente cada semana te superas, hacia dónde nos llevaras en la siguiente???? Ya quiero más y más...esto es una droga 'indecente',no pierdas la conexión que aquí en la Tierra necesitamos de esa dosis semanal!
demasiadohumano ha dicho que…
Gracias por hacer que el deleite del sentido oido vaya junto a la sentida vista en un nuevo "espacio". Original. ;-)
bayastibetanas ha dicho que…
Estimadísimo escritor inexistente:

Qué lujo para Dominik el estar acompañado de su relato, de esta explosión atómica de creatividad, sentimiento y dulzura.

Gracias por compartirlo.
Anónimo ha dicho que…
Mi muy querido escritor inexistente,

Mire que yo no soy mucho de electronica... Pero con esta critica, me ha convencido. Ahora mismo me pongo con ello...

Por cierto, que esta entrega esta tan bien perfilada... engancha... Me pregunto como sera la siguiente... ya nos ha deleitado con versiones oscuras, intimas, espaciales...

Sin vida hasta que llegue la proxima.

Siempre suya,

Su siempre fiel admiradora.
Anónimo ha dicho que…
Originalidad cósmica, calidad auditiva, emoción electrónica, literatura espacial= escritor inexistente.

¿Para cuando la próxima?
Anónimo ha dicho que…
Lo bueno es que te entran ganas de escuchar la música del rubito, lo malo es que te quedas con ganas de saber qué pasó luego, quién es Tom? qué hará ahora? vive solo?

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